La ciudad de la esperanza
No era por las calles limpias, ni por lo cuidado de los tejados y fachadas de sus casas, ni por las flores de sus jardines, ni por la hermosa fuente de la plaza, ni siquiera por la montaña encantada o por el aroma a azahar que se respiraba en primavera por lo que Esperanza era la ciudad más bella del mundo. Lo que hacía de Esperanza un lugar especial era su gente, que con su generosidad y hospitalidad habían hecho de la ciudad un sitio único en la tierra. Por raro que parezca, nadie hablaba mal del otro, ni se empeñaba en encontrar los defectos de su vecino. Con cariño y paciencia habían apren... (Leer más)
Raquel Agelán Rodríguez, 01-08-2023. El niño estrellado
En un pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques vivía un niño llamado Mateo. Lo que hacía a Mateo especial era que tenía una estrella en el lugar donde su corazón latía . No era una estrella común y corriente, sino una que podía crear millones de burbujas de jabón llenas de estrellas brillantes cuando se sentía descansado y en paz; es entonces cuando se inundaba de emociones positivas y brotaba de él los mejores pensamientos y sentimientos hacia el mismo y hacia los demás.
Cada vez que Mateo se despertaba sintiéndose alegre y repleto de energía, su corazón estelar empezaba a brillar, y las ... (Leer más)
Raquel Agelán Rodríguez, 04-06-2023. El niño que hablaba con las hormigas
Había una vez un niño llamado Lucas, un pequeño de cinco años lleno de curiosidad y un corazón repleto de sensibilidad. Lo que diferenciaba a Lucas de otros niños de su edad era su profundo amor por unas pequeñas criaturas de la tierra: las hormigas voladoras.
Cada día, Lucas se aventuraba en el jardín trasero de su casa con unos madroños en su mano y un cuadernillo en la otra. Se sentaba bajo la sombra de un sauce llorón y observaba con fascinación a las pequeñas hormigas mientras se movían incansablemente. En su mundo de maravilla, Lucas les hablaba suavemente como si fueran sus amigos más ... (Leer más)
Raquel Agelán Rodríguez, 23-04-2023. El niño que abrió la boca
Había una vez un niño llamado Yerai, al que cariñosamente llamaban "rubiales cara pañales", cuya peculiaridad se escondía en su boca. Cuando abría sus labios, no revelaba una lengua, dientes o amígdalas, sino un universo entero. Su garganta albergaba algo más que palabras; contenía el cielo en su totalidad.
Cada vez que Yerai abría la boca, las estrellas parpadeaban en su garganta como diamantes titilantes en la noche. Los planetas giraban en su interior, formando órbitas perfectas que solo él podía contemplar mirándose al espejo con la boca abierta. Los ríos fluían, serpenteando entre sus am... (Leer más)
Raquel Agelán Rodríguez, 23-02-2023.