Mi querido Amigo/amiga.
Hay momentos en la vida en los que la mejor opción es aquietarnos y observar antes de decidir qué caminos vamos a tomar . Desde la quietud, procuro no hacer nada hasta que llegue el momento en que me sienta preparada. Cada uno de nosotros tiene su propio ritmo y tiempo .
La quietud nos permite descansar y tomar perspectiva para poder avanzar cuando nuestro reloj interno nos avisa. Es un clic que siento en mi interior, una orden de que es hora de avanzar.
En la quietud, también encuentro sosiego y me acerco más a lo que realmente deseo ser y surge una conexión instántanea con lo superior .
Las preguntas se suceden: ¿Estoy realmente en el camino que quiero estar? ¿Me siento dueño de mi vida? ¿Tengo sensación de libertad?
Dejo un espacio abierto, sin necesidad de recibir una respuesta inmediata; más bien, es una pregunta abierta, confiando en que la respuesta llegará en el momento en que esté preparada .
Dejo las expectativas y sigo en la quietud, con mis alas plegadas, deleitándome en el momento presente y respirando cada instante que merece ser vivido.
