Mi querido amigo/amiga.
¿Cuántas veces nos paramos en seco a vislumbrar nuevos horizontes? En algunos momentos, ese anhelo surge del alma, ofreciéndonos la posibilidad de salir de lo conocido y adentrarnos en lo inesperado . Es una invitación que nos empuja a buscar esa conexión profunda con nuestra propia esencia, allí donde lo divino se funde con lo real .
Ese anhelo, tan íntimamente ligado a nuestra naturaleza, se manifiesta sin necesidad de pensarlo , casi como un susurro en el alma. Nos invita a detenernos, a observar lo que a veces no queremos ver, a asomarnos más allá de nuestros límites.
Es una llamada que nos alista, que nos prepara para reconocer que existen otras posibilidades, otros caminos. ¿Nos atreveremos a dar el salto?
A veces la invitación es irresistible es un llamado profundo y nos tenemos que parar , lo sentimos como una suave caricia.