Mi querido amigo/amiga .
He llegado al final de una travesía, una que me ha dejado agotada, sin fuerzas. Me pregunto: ¿qué he aprendido de este recorrido? A veces, cuando terminamos una lucha que parecía interminable, nos damos cuenta de que no solo sobreviviste , sino que lo hiciste con dignidad.
¿Es este cansancio la señal de una victoria interior? Como un general tras la batalla, siento el peso de cada desafío que he enfrentado, pero también una satisfacción secreta: sigo aquí, en pie. Es momento de hacer una pausa, de retirarme como el oso que hiberna en invierno, buscando recuperar la energía y recomponerme .
¿Qué necesito para llenarme de nuevo? No solo se trata de fuerzas físicas; también debo recuperar la ilusión. Esa chispa que hace que los días vuelvan a ser emocionantes . Necesito llenarme de lo bueno, de aquello que alimenta el alma, para estar preparada cuando llegue la próxima temporada de retos .
¿Puedo volver a sentir la misma emoción por lo que vendrá? Sí, porque la vida no solo nos reta, también nos regala maravillas , pequeños momentos de triunfo y belleza que esperan a ser descubiertos. Descansar no es renunciar; es, más bien, prepararse para salir triunfante, para enfrentar lo nuevo con una sonrisa, para disfrutar de todo lo que la vida todavía tiene por ofrecer .
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