Mi querido Amigo/amiga .
Hay momentos en los que decido chequearme después de haber estado con alguien o de haber vivido alguna situación. Es entonces cuando noto que mi cuerpo me habla. No me engaña, no me miente, y siempre me dice en qué estado se ha quedado : a veces con una sensación de bienestar y otras veces con una incomodidad en cierta parte del cuerpo o incluso con dolor. Esta es la vara de medir que utilizo para saber si es mejor evitar ciertas situaciones o personas que no me hacen sentir bien.
¿No te parece fascinante cómo nuestro cuerpo puede ser un termómetro tan preciso? He aprendido a dejar que mi cuerpo me indique el camino, porque es sabio y creo que pocas veces se equivoca. Al prestar atención a esas señales, puedo cuidar mejor de mí misma, evitando lo que me hace daño y buscando lo que me proporciona paz y alegría .
A veces me pregunto: ¿cuántas personas ignoran las señales que sus cuerpos les envían? Puede que, por costumbre, por miedo o simplemente por no saber cómo escuchar. Pero yo he decidido confiar en esa voz interna, en ese lenguaje silencioso que me habla a través de cada sensación .