Publicado: 29-10-2024
Publicado por: Raquel Agelán Rodríguez
Etiquetas: emociones
Mi querido amigo/amiga .
¿Cuántos disgustos nos habríamos ahorrado si, en ciertas ocasiones, hubiera sido más prudente guardar silencio? No hablo de callar por callar, sino de hacer un silencio consciente, uno que me brinde el tiempo y el espacio necesarios para responder sin impulsividad .
Al darme ese respiro, puedo reflexionar y meditar antes de retomar la conversación, abordando mis sentimientos o pesares de una manera más serena. Así, desde la maravillosa prudencia, tengo la oportunidad de ofrecer una visión más equilibrada de la situación y de expresarme de forma más asertiva.