Publicado: 28-09-2024
Publicado por: Raquel Agelán Rodríguez
Etiquetas: emociones
Mi querido amigo/amiga .
¿Cuántas veces he sentido la necesidad de echar a correr, de huir, de escapar de una situación o experiencia que no quiero enfrentar? ¿Cuántas veces he deseado borrar de un plumazo todo lo que me rodea y comenzar de nuevo, como si nada hubiera pasado?
Este impulso es profundamente humano, y seguramente todos lo hemos sentido en algún momento . Sin embargo, es precisamente en esos instantes, cuando decidimos quedarnos y enfrentar lo que nos desafía, y de esta manera es cuando nos transformamos.
Traspasar ese umbral de dolor y resistencia es lo que nos vuelve más conscientes, más humildes, y más humanos . No se trata de no sentir miedo o dolor, sino de encontrar el coraje para atravesarlos, saliendo del otro lado más templados y con nuevas cualidades.
Al afrontar lo que nos incomoda o duele, algo dentro de nosotros muere, pero también renace . Nos volvemos más compasivos con el sufrimiento ajeno, porque hemos experimentado en carne propia lo arduo que puede ser enfrentar ciertas situaciones. Así, ese dolor compartido nos acerca a los demás, recordándonos que todos tenemos nuestros propios umbrales que cruzar . En este proceso, aprendemos que no se trata solo de resistir, sino de cambiarnos, de ser mejores, más lucidos, más mortales.