Mi querido amigo/amiga .
Dios mío, cuántas veces he reflexionado sobre lo ignorante que puedo llegar a ser, frente a esta vasta inmensidad que es la vida, el planeta y todo lo que me rodea. La cantidad de preguntas que me surgen y las variopintas situaciones en las que me veo envuelta. todo esto me hace ver cuánto me queda por aprender, aplicar e interiorizar .
Me doy cuenta de que no debo juzgar ni juzgarme. Entender esto es un paso también para desapegarme de personas, situaciones y cosas. Comprendo que lo único inmortal y eterno es el alma, y que el camino del no juicio y el desapego es la auténtica libertad.
No necesito más que mi propia presencia unida a la divinidad para saber quién soy y lo que he venido a manifestar.