Mi querido amigo/amiga .
En ocasiones la vida nos sitúa de frente a eventos que nos pueden generar desgarros internos dolorosos, Esos desgarros pueden manifestarse como pequeñas punzadas, momentos fugaces de incomodidad, o heridas más profundas que dejamos que permanezcan. Con el tiempo, he aprendido a escuchar y transformar algunas de esas punzadas, incluso me he animado a sonreír cuando alguien tiene un comentario desafortunado o un gesto .
Sin embargo, lo que realmente nos desestabiliza no es el evento en sí, sino la historia que nos contamos sobre lo que sucedió. ¿Qué me estoy diciendo? ¿Qué significado le estoy dando? Es esa interpretación la que puede enquistarse en nuestra mente y corazón, dificultándonos avanzar .
Y no, no estamos aquí para cargar con ese sobre peso innecesario. Suelto, me reanimo, lo entrego a Dios, al universo, o a lo que cada uno crea . Me libero de esa carga, me desapego.
¿Por qué quedarme anclada en lo que duele, si puedo elegir lo que me espera? La vida está llena de pequeñas maravillas, de lo sencillo, de aquello que me anima y me estimula a seguir adelante.
